El absentismo laboral crece un 36% en tan solo un año
¿Ha aumentado el absentismo laboral en el último año? ¿Por qué? ¿Qué puede hacer el seguro de salud? Contestamos de inmediato.
Las pequeñas y medianas empresas en España se enfrentan a un desafío que no deja de ganar terreno: el absentismo laboral.
Esta realidad, cada vez más presente en el tejido empresarial, está afectando de forma directa a la eficiencia operativa y a la sostenibilidad de muchos negocios.
Según los datos más recientes del ‘II Informe de Pymes y Autónomos de España’ elaborado por Hiscox en 2025, en 2024 afectaba al 50% de las pymes, en la actualidad ya son el 86% las que declaran sufrir este problema en mayor o menor medida.
Ausencias que afectan a la productividad
El impacto de estas ausencias se traduce en una pérdida de horas de trabajo que compromete la capacidad competitiva de las empresas.
Para muchas de estas organizaciones, especialmente las de menor tamaño, la ausencia de uno o varios empleados supone una carga difícil de asumir.
Además, el problema no afecta a todas por igual. El tamaño de la empresa y el sector de actividad son factores determinantes.
El informe señala que el 35% de las pymes ha notado un aumento en los niveles de absentismo durante el último año.
No obstante, entre las micropymes, es decir, aquellas con menos de 10 empleados, este porcentaje baja hasta el 21%.
Esta diferencia podría estar relacionada con una estructura más estrecha y una mayor cercanía entre empleador y empleados, lo que facilita la implicación y el seguimiento del equipo.
Por sectores, la industria se sitúa como el más afectado. Un 39% de las empresas industriales afirma haber detectado un incremento en las ausencias laborales.
Le sigue el comercio, con un 25% de empresas que comparten esa percepción. En cambio, en más de la mitad de las pymes encuestadas (53%), el nivel de absentismo se ha mantenido sin variaciones, y apenas un 7% asegura que ha experimentado una reducción en este aspecto.
Consecuencias directas sobre el rendimiento empresarial
Más allá de la pérdida puntual de jornadas de trabajo, el absentismo representa un factor que incide en la competitividad de las organizaciones.
Según el mismo informe, una de cada tres pymes reconoce que este problema ha impactado negativamente en sus resultados.
Esta situación genera tensiones internas, sobrecarga al personal presente y compromete los plazos de entrega, la atención al cliente y, en definitiva, la calidad del servicio.
Pese a la magnitud del fenómeno y sus evidentes consecuencias, la reacción por parte del tejido empresarial aún es limitada.
De hecho, sólo el 9% de las empresas afectadas ha optado por tomar medidas para atajarlo. El 91% restante admite no haber implementado ninguna iniciativa concreta para mitigar el problema.
Medidas insuficientes
Entre las pocas empresas que sí han intentado abordar el absentismo, destacan acciones como la implantación de sistemas de control horario, la aplicación de medidas disciplinarias o, en algunos casos, incluso los despidos.
Sin embargo, estas medidas no siempre atacan la raíz del problema. Factores como el clima laboral, la conciliación familiar, el estrés o la salud mental están cada vez más vinculados a las ausencias recurrentes y requieren enfoques más integrales y preventivos.
Frente a este panorama, se hace evidente la necesidad de adoptar estrategias más proactivas y sostenibles. Fomentar entornos de trabajo saludables, impulsar la flexibilidad horaria o reforzar las políticas de bienestar laboral pueden ser herramientas mucho más eficaces a medio y largo plazo que las sanciones o el control estricto.